Desde los medios de comunicación se nos lanza un mensaje positivo y
optimista frente al cáncer. El cáncer es algo que puedes superar. Aunque
es bastante probable que te suceda, los nuevos avances médicos te
concederán un buen pronóstico. Estamos todos felices, superaremos la
adversidad. Sin embargo, no hay mucho sobre las causas del cáncer y por
qué está aumentando, ni son protagonistas ese 25% de personas que no lo
superan, ni el coste en salud o esperanza de vida de los agresivos
tratamientos médicos. Tampoco se habla demasiado del coste económico del
cáncer, tanto en gasto sanitario como en bajas laborales. En ese
apartado se nos está convenciendo de que el gasto sanitario público no
será sostenible y que tendremos que aceptar que la salud será un derecho
sólo para aquellos que puedan permitirse la medicina privada. Así pues,
de medicina preventiva poco y de medicina medioambiental nada.
El último informe mundial sobre el cáncer de la OMS fue recibido en tono
jocoso desde algunos sectores medioambientalistas de denuncia de la
contaminación electromagnética. El tono jocoso era por no llorar frente
al paso de puntillas que la máxima autoridad mundial en salud hacía
respecto de los campos electromagnéticos como factor causal del cáncer (1).
Hagamos pues un pequeño repaso del asunto desde nuestro punto de vista.
Hagamos pues un pequeño repaso del asunto desde nuestro punto de vista.
En 2009 el epidemiólogo Sam Milham volvió la vista atrás y revisó los
datos de enfermedades antes y después de la electrificación en zonas de
los EE.UU. a partir de los años 20 y llegó a la conclusión de que los
campos electromagnéticos de los tendidos y cableados eléctricos causaban
aumentos en las tasas de ciertas enfermedades incluida la leucemia (2),
El propio Milham, en la década de los 80, había constatado un aumento
de mortalidad por leucemia entre trabajadores expuestos a campos
eléctricos y magnéticos así como entre radioaficionados (3)(4).
La relación entre campos magnéticos procedentes de líneas de alta tensión y cableados eléctricos y leucemia infantil ha sido establecida reiteradamente. Feychting y Ahlbom –cuando aún no estaban trabajando al servicio de las teleoperadoras- demostraron en el año 93 que la leucemia aumentaba entre un 300% y un 400% en niños viviendo a menos de 300 metros de líneas de alta tensión bajo intensidades de 0.2 y 0.3 microT (microTesla) de campo magnético (5). Wartenberg en el 98 mediante un metaanálisis de otros estudios encuentra un aumento consistente del riesgo de leucemia en niños expuestos a campos magnéticos (6). Kundi en su informe para el grupo BioInitiative encuentra relación directa entre el nivel de exposición a campo magnético y riesgo de leucemia infantil (7).
Uno de los argumentos utilizados para cuestionar la electrosensibilidad es que las ondas de radio se llevan emitiendo casi un siglo y las de televisión medio siglo y no ha habido personas quejándose de síntomas asociados a las mismas. La respuesta es que la radio y televisión se emiten habitualmente desde antenas alejadas de las poblaciones y que las que se hallan en las casas son sólo receptoras. El otro argumento es el efecto acumulativo de un incremento de fuentes que comenzó con la radio pero que se ha disparado en los últimos años con la telefonía y otros sistemas de radiofrecuencia como el wifi y los teléfonos inalámbricos. Sin embargo en relación al cáncer tenemos algunas investigaciones que vinculan la cercanía a las estaciones de radio y televisión con un incremento en la leucemia y otros tipos de cáncer. Dos estudios del año 94 y 96 en Hawai y Roma informan de un 200% de riesgo de leucemia infantil a 4km y 6km de la antena de radio (8) (9). Un estudio del año 96 en Sydney informa de un 150% de casos de leucemia infantil en poblaciones cercanas a las antenas de televisión (10). En lo relativo a antenas de telefonía tenemos dos estudios del año 2004 en Naila –Alemania- y Netanya –Israel que informan del triple y cuadruple de casos de cáncer en la cercanía de las antenas (11) (12). Estos estudios en base a la distancia a las antenas, hoy día, dada la proliferación de fuentes electromagnéticas se han vuelto irrelevantes.
Los científicos a sueldo de las compañías de telefonía –bien sea desde la ICNIRP, desde el Proyecto CEM de la OMS ó desde cualquiera de los comités de “salud radiológica” nacionales- nos dicen que no debemos tener en cuenta los datos epidemiológicos a menos que vengan acompañados de explicaciones teóricas plausibles acerca de los mecanismos fisiológicos implicados. Es tan falso afirmar que no debemos tener en cuenta los datos estadísticos a falta de explicaciones sobre los mecanismos como que esas explicaciones sobre el poder carcinogénico de los CEM no existan. Por supuesto estamos en un terreno complejo, el de los campos electromagnéticos y ante un conocimiento en construcción del funcionamiento biomolecular de los tejidos vivos, pero esas explicaciones teóricas existen y se van elaborando desde hace bastante tiempo.
El científico más citado en el campo de salud y campos electromagnéticos, Henry Lai, en 1995 realizó una investigación en la que pudo comprobar roturas en el ADN de las células de rata sometidas a radiación de radiofrecuencia semejante a la utilizada por los sistemas de comunicación inalámbrica (13). Aquella investigación, realizada para el WTR financiado por la CTIA fue enterrada y cuando salió a la luz recibió duros ataques por parte la propia CTIA diciendo que las frecuencias no eran las mismas y que el estudio no se había podido replicar. (14) Henry Lai repitió una investigación semejante en el año 96 (15) y entre las conclusiones de otro estudio financiado por las compañías de telefonía, el estudio Ecolog en el año 2000, estaban los daños al ADN de las células que podían resultar precursores del cáncer (16). En 2004 el Proyecto Reflex financiado por la UE encontró roturas de ADN y efectos genotóxicos en las células sometidas a radiación de telefonía móvil en niveles inferiores a los permitidos por las reglamentaciones internacionales que siguen la recomendación ICNIRP (17). El proyecto Reflex recibió acusaciones de fraude, y aunque se demostraron falsas la financiación de la UE no continuó para la siguiente fase de experimentación en animales (18). En 2009 María Jesús Azanza explica efectos carciogénicos por otras vías distintas al daño en el ADN, exponiendo astrocitos a radiofrecuencia de radar por debajo del efecto térmico y encontrando proliferación celular por incremento de proteínas antiapoptóticas, desarrollando un modelo teórico en el que se produce una pérdida de iones calcio en las membranas celulares por interacción de los campos electromagnéticos (19). Este modelo teórico desarrollado por Azanza coincide con las explicaciones respecto de los mecanismos básicos de interacción bioquímica dadas por Andrew Goldsworthy (20) y Martin Pall (21).
El proyecto Interphone es un estudio de casos en el que personas diagnosticas con tumores cerebrales entre el 2000 y el 2004 fueron comparadas con un grupo de control. Financiado entre la UE y las compañías de telefonía es un ejemplo de la lucha dentro de la ciencia entre los científicos a sueldo de las operadoras y los investigadores independientes. Para Elizabeth Cardis, directora hasta meses antes de la finalización del proyecto, el aumento del riesgo había quedado establecido. Sin embargo, en el informe final de Interphone publicado en 2010 después de muchas discusiones, la eliminación de datos y otros pasados a anexos la conclusión es que no se había podido establecer una relación entre cáncer cerebral y la utilización del teléfono móvil. Tras 6 años de trabajos y casi 20 millones de Euros los estudios que habían establecido el riesgo fueron considerados estadísticamente no significativos o acusados de padecer problemas de sesgo en el planteamiento (22) (23) (24). Cardis y Sadeztki consideraron que la imprecisión en la dosimetría, el uso relativamente bajo y los métodos indirectos de adquisición de datos habían favorecido la minimización de los resultados (25). Otras críticas incluyen la sospecha de que el protocolo Interphone, influido por las compañías de telefonía, que no incluía a jóvenes ni ancianos, ni incluía el uso del teléfono inalámbrico y tenía sobrerepresentados a los usuarios en el grupo de control, estaba diseñado para no obtener resultados (26).
A pesar de las conclusiones del proyecto Interphone la IARC clasifica los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como categoría 2B o posiblemente cancerígeno en humanos en 2011 (27). La declaración de la IARC se basa en un mayor riesgo de glioma y de neurinoma acústico detectado en las investigaciones Interphone y especialmente por el grupo de trabajo de Lennart Hardell (28). Hardell ha seguido publicando investigaciones que demuestran la relación causal entre el uso de teléfono móvil e inalámbrico y tumores cerebrales y ha reclamado una clasificación para los campos electromagnéticos de radiofrecuencia categoría 1A o agente cancerígeno conocido (29). El investigador Seung-Kwo Myung hace un revisión de estudios epidemiológicos y encuentra una relación entre la calidad metodológica y los resultados; las investigaciones de más calidad hallan una relación entre móvil y cáncer mientras que las de menor calidad no lo hacen (30). Lloyd Morgan en 2012 realizó un análisis en el que pudo apreciarse que las investigaciones independientes siempre encuentran riesgo, aunque no sea estadísticamente significativo, mientras que las investigaciones financiadas por la industria nunca lo hacen, llegando al absurdo de encontrar el uso del móvil como un factor protector frente al cáncer (31). En 2014 se publicó el estudio Cerenat en el que se encontró un aumento del 250% para meningiomas y del 200% para gliomas entre usuarios más frecuentes consistente con los datos obtenidos por Hardell (32).
Recientemente hemos podido disponer del primer informe del NTP –National Toxicology Program- de su investigación para la FDA en la cual obtuvieron 61 casos de cáncer en ratas expuestas a radiofrecuencia de telefonía en una población de 1080 individuos mientras que ningún caso en el grupo de control de 180 sujetos (33). En anteriores post hemos comentado las reacciones tratando de restar valor a este estudio, podemos suponer que estarán teniendo lugar maniobras burocráticas y que en un futuro se producirán ataques mas duros y se publicarán investigaciones financiadas por la industria negando estos resultados.
La contaminación electromagnética ha crecido casi de manera exponencial en los últimos años (34). Paralelamente a ese incremento de frecuencias y fuentes electromagnéticas hemos asistido a un aumento del cáncer, enfermedades degenerativas y trastornos de la conducta infantil. Se nos dice que el problema del cáncer está en el alcohol, el tabaco y la falta de ejercicio, intentando poner la responsabilidad en las conductas individuales. Se pretende explicar el cáncer por medio del azar y la predisposición genética, pero apenas se dice nada sobre los factores ambientales implicados. Mientras nos lamentamos de nuestra mala suerte y nos alegramos por los nuevos tratamientos médicos uno de cada tres de nosotros en un futuro cercano seremos diagnosticados de cáncer.
Carlos Álvarez
Referencias
(1) “Who knew – The elephant in the room”. Susan Foster. 2014.
http://www.radiationresearch.org/images/rrt_articles/WHO-Knew-The-Elephant-in-the-Room-2014.pdf
(2) “Historical evidence that electrification caused the 20th century epidemico diseases of civilization.” Sam Milham. 2009. http://sammilham.com/historical%20evidence.pdf
(3) “Mortality in workers exposed to electromagnetic fields.” Sam Milham. 1985
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(4) “Increased mortality in amateur radio operators due to lymphatic and hematopoietic malignancies.” Sam Milham. 1986.
http://aje.oxfordjournals.org/content/127/1/50.short
(5) “Magnetic fields and cancer in children residing near Swedish high-voltage power lines.” M. Feychting, A. Ahlbom. 1993
http://www.broadinstitute.org/~ilya/alex/powerlines.pdf
(6) “Residential magnetic fields and childhood leukemia: a meta-analysis.” D. Wartenberg. 1998.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1509032/pdf/amjph00024-0041.pdf
(7) “Evidence for Childhood Cancers (Leukemia)”. Michael Kundi. BioInitiative Working Group. 2012 http://www.bioinitiative.org/report/wp-content/uploads/pdfs/sec12_2012_Evidence_%20Childhood_Cancers.pdf
(8) “Investigation of increased incidence in childhood leukemia near radio towers in Hawaii: preliminary observations.” Maskarinec, G., Cooper, J., and Swygert, I. 1994.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/7823291
(9) “Adult and childhood leukemia near a high-power radio station in Rome, Italy.” Michelozzi, P., Capon, A., Kirchmayer, U., Forastiere, F., Biggeri, A., Barca, A., and Perucci, C.A. 2002.
http://aje.oxfordjournals.org/content/155/12/1096.full
(10) “Cancer incidence and mortality and proximity to TV towers.” Hocking B., Gordon I.R., Grain H.L., Hatfield G.E.. 1996.
http://www.whale.to/b/hocking5.html
(11) “The Influence of Being Physically Near to a Cell Phone
Transmission Mast on the Incidence of Cancer.”
Horst Eger, Klaus Uwe Hagen, Birgitt Lucas, Peter Vogel, Helmut Voit. 2004.
http://www.tetrawatch.net/papers/naila.pdf
(12) “Increased incidence of cancer near a cellphone transmitter station.” R. Wolf., D.Wolf. 2004
http://www.stopumts.nl/pdf/studies/wolf_2004.pdf
(13) “Acute low-intensity microwave exposure increases DNA single-strand breaks in rat brain cells.” Henry Lay, Narendra P. Singh. 1995. http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/bem.2250160309/abstract
(14) “WTR and the betrayal of the public trust”. Microwave news. 1995
http://microwavenews.com/docs/MWN.March-05.pdf
(15) “Single and double strand DNA breaks in rat brain cells after acute exposure to radiofrequency electromagnetic radiation.” H. Lai, N.P. Singh. 1996
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(16) “Mobile Telecommunications and Heath, Review of the current scientific research in view of precautionary health protection”. 2000. Ecolog Institut.
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http://www.hh.um.es/pdf/Vol_24/24_12/Perez-Castejon-24-1551-1561-2009.pdf
(20) “Microwave electromagnetic fields act by activating voltaje-gated calcium channels: wyh the curent international safety standards do not predict biological hazard.” Martin Pall. 2014.
http://www.electricalpollution.com/documents/Pallmicrow-vgccnoheat.pdf
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http://www.avaate.org/spip.php?article2108
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(32) “Mobile phone use and brain tumors in the CERENAT case-control study”. G. Coureau, C. Bouvier, P. Lebailly, P. Fabbro-Peray, A. Gruber, K. Leffondre, J. Guillamo, S. Mathoulin-Pélissier, R. Salamon, I. Baldi. 2014.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24816517
http://www.abc.net.au/catalyst/download/Coureau%202014-CERENET.pdf
(33) “Report of Partial Findings from the National Toxicology Program Carcinogenesis Studies of Cell Phone Radiofrequency Radiation in Hsd
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http://biorxiv.org/content/biorxiv/early/2016/05/26/055699.full.pdf
(34) “Average increase observed in urban area of artificial hf microwave radiation from 900 Mhz – 2.5 Ghz.” Next-up. 2011.
http://www.next-up.org/images/CEM_Urbain_EMF_Urban_900MHz_2500MHz_2011.jpg
Fuente: http://cemyelectrosensibilidad.blogspot.com.es/2016/06/cancer-y-cem-la-version-no-oficial.html#comment-form
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