La investigación sobre radiofrecuencias (radiación emitida por antenas de telefonía móviles, wifi, móvil, etc) muestra que los estudios más fiables concluyen que tienen efecto peligroso para la salud, siendo un 70% de dichos estudios los que han logrado encontrar dichos efectos perjudiciales (primer gráfico: Non-industry studies).
Evidentemente los estudios menos fiables son aquellos que son pagados por las industrias que ganan dinero con las antenas y demás emisores de radiación por radiofrecuencia (segundo gráfico: Industry studies) y en estos la mayoría concluyen lo contrario, es decir, curiosamente no encuentran que las radiofrecuencias tengan efectos perjudiciales.
Estas grandes empresas (industria de telecomunicaciones) tienen mucho poder, dinero y presión como para ralentizar que se consigan medidas que promuevan la salud de la población por delante de sus ansias de enriquecimiento.
Con la excusa de un supuesto progreso en base al uso de la tecnología, nos someten a niveles de radiación que no son compatibles muchas veces con la salud y el bienestar de los habitantes. De hecho, los niveles actuales permitidos por ley están muy por encima de lo que debería, por lo que las personas enferman de cáncer, enfermedades neurodegenerativas, etc. debido a los efectos de esta radiación que cada vez inunda cada territorio de nuestro entorno y planeta. Los niveles permitidos se basan sólo en protegerte del efecto térmico de este tipo de radiación, es decir, de que no te caliente la cabeza demasiado. Sin embargo, esto es absolutamente anticuado, ya que hoy en día se sabe que, a parte del efecto térmico, hay muchísimos más efectos mucho más preocupantes que esta radiación puede provocar (demostrado científicamente).
De hecho, la lista de afectaciones es interminable y esto es sencillo de entender al saber que nuestro organismo es bioeléctrico, por lo que las radiofrecuencias inciden sobre él. Si se trata de un rango de radiofrecuencias al que estamos no estamos adaptados a través de enormes periodos de tiempo en nuestra evolución, no nos perjudicarán, pero los niveles actuales no dejan de aumentar sin tener en cuenta que son compatibles ni beneficiosos para nuestra salud y supervivencia.
El argumento de que si no fuera por todo este "progreso" tendríamos que volver a las "señales de humo", haciendo alusión a que el aumento de la incidencia de enfermedades como el cáncer es un precio a pagar a cambio, es absolutamente FALSO, ya que hay países mucho más desarrollados y avanzados tecnológicamente que España en los que con mucha menos emisión de radiofrecuencias, todo funciona.
¿Por qué en nuestro país permitimos que estas grandes empresas mermen nuestra salud y con ello nuestras posibilidades de ser felices en esta vida?
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